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Empleo Legislatura bonaerense: hay 38 empleados por cada banca La proporción asciende a casi 50 personas en el Senado, donde cada legislador maneja un promedio de 24 contratos políticos; el gasto es creciente.
Regido por un código de silencio y sin otro control que un "pacto entre caballeros" y una revisión formal del Tribunal de Cuentas, el plantel de empleados de la Legislatura bonaerense y los gastos de sus legisladores se multiplicaron en los últimos años.
Pero esos números ya no son un secreto: según información que recabó LA NACION de la nueva conducción de ambas cámaras, la Legislatura bonaerense cuenta hoy con 5302 empleados, entre planta permanente, transitoria y contratos políticos. Por cada legislador bonaerense hay casi 38 empleados provinciales.
La proporción no es simétrica. La Cámara baja tiene 2976 empleados, lo que implica que existen casi 32 trabajadores por cada uno de los 92 diputados provinciales: 14 de ellos son contratos políticos. Con 2326 empleados en total, en la Cámara alta esa relación es mucho mayor: hay casi 50 empleados por cada uno de los 46 senadores provinciales que, en promedio, manejan 24 contratos políticos cada uno.
Parte de esa diferencia en favor del Senado se explica por los 417 empleados que pasó a planta el ex vicegobernador Gabriel Mariotto entre 2014 y 2015, que benefició a su plantel de directores y otros funcionarios políticos. "Los directores eran laburantes. Era una injusticia que se quedaran sin trabajo", dijo Mariotto.
A diferencia del Senado, el staff de la Cámara de Diputados se mantuvo estable entre los últimos años del peronista Horacio González como presidente y el actual mandato del massista Jorge Sarghini, que ocupa la presidencia por un acuerdo entre la gobernadora María Eugenia Vidal y Sergio Massa.
En Diputados existen 810 empleados de planta permanente, 105 en planta permanente sin estabilidad y 211 temporarios. Por otro lado, hay 530 contratados "de la Cámara" y 1320 "de los bloques". En el Senado, por su parte, hay 1222 empleados de planta y 1104 contratos políticos.
Los contratos políticos dependen exclusivamente de cada legislador: en promedio, cada diputado bonaerense tiene un plantel de 14 asesores, asistentes y secretarios. Cada senador, 24. Pero lo cierto es que ese número varía según las funciones "formales" de cada legislador (por ejemplo, maneja más contratos si preside una comisión o un bloque) o de acuerdo con su cintura política: si negocia mejor o si es aliado del gobierno de turno.
En eso no hay reglas escritas, sino una suerte de "pacto de caballeros" con el que se manejan fondos que son públicos. En ambas cámaras, la única garantía detrás de cada designación es la firma del legislador que pide el nombramiento y el aval del jefe de su bloque.
Aunque la función de la Legislatura es hacer leyes, ni en Diputados ni en el Senado se controla si el contratado va a trabajar a la Cámara o no, si hace política en el territorio o si es familiar del legislador. "Esto es una «casa política»: la responsabilidad de cada contrato queda en manos del legislador que lo solicita", señaló un funcionario que se ocupa de estos trámites. Pero subrayó que el Tribunal de Cuentas provincial revisa cada caso.
Lo mismo sucede con los fondos que manejan los legisladores. Cada diputado bonaerense, por caso, dispone de $ 450.000 anuales para distribuir en becas y $ 420.000 para subsidios. Cada senador, por su parte, maneja $ 216.000 anuales para becas y $ 400.000 para subsidios. Nuevamente, el monto varía según el peso político de cada legislador.
El tema es tabú. Todos los consultados por este diario pidieron no ser mencionados en la nota. Incluso los legisladores que más trabajan y que cuentan con sólidos equipos de asesores. Los hay en cada bloque político. Algo que se aprecia a diario en los pasillos de la Legislatura, donde algunas oficinas son un hervidero constante de expedientes y en otras la luz apenas si se enciende cuando hay sesión.
Es cierto: la presentación de estos números resulta injusta para quienes trabajan en la Legislatura. Pero también es evidente que no son 5302 personas las que transitan el Palacio y sus anexos.
Eso dificulta que, como sucede en otros parlamentos, se transparenten alguna vez los nombres y funciones de los 5302 empleados de la Legislatura bonaerense. O de quienes reciben las becas y los subsidios.
De hecho, acceder a los datos globales de esta nota fue dificultoso: pese a que recién accede al cargo y no es responsable por el número final de empleados del Senado, el vicegobernador Daniel Salvador (UCR) sólo accedió a facilitar información cuatro semanas después del pedido de La Nación. Y luego de una intervención de Vidal. Estaba en juego un "pacto de caballeros".
Números que son tabú
Mariotto: 417 pases a planta
En los dos últimos años de Gabriel Mariotto al frente del Senado bonaerense, la planta permanente y transitoria de la Cámara aumentó un 50% y pasó de 805 a 1222 empleados. Entre ellos, los directores y funcionarios políticos que llegaron con el ex vicegobernador. Si no hubo escándalo político y gremial fue porque el pase incluyó a militantes de otros partidos y a empleados de carrera.
"El Senado tuvo otra vida después de mi llegada, con foros, audiencias públicas y comisiones", dijo Mariotto ante la consulta de este diario. Y defendió los nombramientos, que se encuadraron en las categorías más altas. "Los directores eran laburantes. Era una injusticia que se quedaran sin trabajo", señaló.
Entre esos nombramientos estuvo el de Alejandra Bonafini, hija de la titular de Madres de Plaza de Mayo. "Hizo todos los méritos. Y era de La Plata: es muy difícil conseguir gente que vaya todos los días a trabajar", agregó.
Este año, el massismo presentó un proyecto para auditar los 417 nombramientos de Mariotto, entre los que identificaron a 260 militantes políticos. La iniciativa duerme en un cajón.
El aumento inusitado de empleados no fue inocuo: los fondos empiezan a faltar en el Senado. La semana pasada, su titular, Daniel Salvador, propuso a los senadores que financien las becas con la misma plata que reciben para contratar empleados. No tuvo suerte.
Fuente: La Nación
Domingo, 29 de mayo de 2016
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